Las profundas raíces rurales de un molino de aceite del siglo XIX en Nimes, en la confluencia del Languedoc y la Provenza, inspiraron a la interiorista MarieLaure Helmkampf para crear este refugio de marcada personalidad. La rehabilitación fue total. Se derribó la mayor parte de la construcción, en muy mal estado, y se levantó de nuevo respetando la original.